
Elena y Aitana en el Cabeço d'Or en una foto de hace unos años

Ya lo se, esta foto no es de ninguna montaña de Alicante, pero no me he podido resistir. Todo un lujo la última visita a los Pirineos.
A la entrada del pueblo de Tollos y antes de llegar al núcleo urbano tenemos un desvío a la derecha con un cartel indicador del PR-V 168 y allí podemos aparcar el coche, o incluso un poco más adelante. Son las 10,23 horas y el sol ya está alto, va a ser un día caluroso.
De lo primero que nos damos cuenta es de que el paisaje cuajado de amapolas y flores de todo tipo promete una muy bonita ruta y también que los cálculos que hice son los típicos de la improvisación, no va a ser 10 kilómetros, serán bastantes más de 20.
La ruta sigue una estrecha pista asfaltada y que acaba en una explanada de tierra con una pequeña construcción, a partir de aquí alternamos sendero y pista de tierra.
No tenemos perdida pues cada pocos metros tenemos marcas de PR y algún poste indicador.
Al borde del camino encontramos varias masias, algunas de ellas en ruinas, en una el pozo aparece bien conservado, y en el fondo de éste descansa mi flamante parasol Tamron, prefiero no hablar más del tema, lo que si os recomiendo es que no os asoméis. Son las 11,23 horas.
Para llegar hasta Pla de Petracos hay que pasar por el barranc de Malafí, un cauce seco pero que en época de lluvia debe de llevar mucha agua como todas las ramblas que tenemos en la provincia.
Estamos en la cara norte de la Sierra de Alfaro y sorprende lo escarpada que parece, sobre todo porque la cara sur, la que divisamos no hace mucho tiempo desde La Mallá del LLop aparece lisa y redondeada.
El barranco va encajándose entre las montañas que nos rodea, el camino a veces alterna sendero y otras cauce pero que en ningún momento entraña mucha dificultad salvo la vegetación espinosa (aliagas, rosales silvestres, etc ) que abunda en estos parajes y que te puede dejar la ropa hecha un mosquero.
El camino se hace largo, es largo mejor dicho, pasamos por una presa y desemboca en un huerto que alguien ha llenado de carteles que cuelgan de los árboles con cosas como “no tocar los olivos, máxima sanción, prohibido….”, no toqué ningún olivo, palabrita del Niño Jesús.
Llegamos a una carretera, seguimos las marcas hacía la derecha, tenemos que andar un buen rato por asfalto y llega un momento que incluso pensamos que nos hemos pasado las cuevas.
Tranquilos, seguimos, pasamos al lado de alguna construcción abandonada, otras no tanto, una pequeña explanada que sirve de aparcamiento y nos aparece, a nuestra izquierda una indicación hacía las pinturas con su correspondiente explicación. Son las 14 horas y 11 minutos.
Se hace tarde y hay que desandar el camino y comer, nos tomamos un refrigerio al píe del Pla de Petracos y nos ponemos en marcha.
El camino ya no tiene más historia que recordar los carteles que cuelgan de los árboles, la piedra donde hemos resbalado anteriormente, el rosal silvestre que te hizo un mosquero tu camiseta, un último vistazo al pozo de mis penas y llegar a Tollos. Son las 17 horas 50 minutos. 7 horas y medía de marcha.
La ruta es larga, no tiene más dificultad que la distancia, sobre unos 25 a 30 kilómetros. Hay que llevar agua en abundancia, 3 litros por persona no es un mal cálculo. No se encuentra ninguna fuente, algo raro pues al otro lado de la sierra de Alfaro, en la mismas Facheca y Famorca encontramos fuentes a cualquier nivel.