domingo, 24 de febrero de 2008

Cid

No siempre salen las cosas como uno quiere, a pesar de que a veces crees que lo tienes todo controlado algunas veces (más de las que quisiéramos) no es así, lo imprevistos, la improvisación, o el tiempo te impiden realizar aquella salida que tenías planeada. Hoy mismo hemos intentado subir El Cid (El Sit) desde Petrer y no ha podido ser, esta vez hemos tenido problemas para encontrar el comienzo de la ruta, el tiempo nos ha acabado de recordar que el que manda es él y la prudencia nos ha mandado a casa.
Hoy nos ha hecho volver a recordar salidas como la de Callosa/Fort de Bernia que acabó en medio de un pinar plagado de procesionaria, los dos intentos fallidos de Montcabrer desde Cocentaina y que acabaron entre nubes, otras de las que prefiero no acordarme y más que nos esperan, je, je, je.
Ayer nos acostamos con la documentación preparada, el objetivo es la Sierra del Cid, más concretamente la Silla del Cid, tenemos la suerte de que la subida está marcada por el PRV 36, solo nos falta que el tiempo acompañe y la previsión no era muy optimista, cielo cubierto y lluvia en Alicante, ya veremos.

Son las 9 de la mañana y la lluvia ha hecho su aparición y aunque su intensidad no es muy grande el cielo está muy cubierto y no parece que la situación vaya a cambiar, lo hablamos y al final decidimos intentarlo, nos vamos todos, incluyendo a la peque por lo que habrá que ser prudentes.

En Petrer llovizna, no molesta pero es persistente. Salimos desde Sant Joan, lo único que teníamos claro es que había que tomar la salida Petrer/Salinetas de la autovía hacía Madrid, esta desemboca en una rotonda que a su vez tiene varias salidas, hay que coger la salida de la carretera que discurre paralela a la autovía, de todas maneras la mejor manera de identificarla es buscar un gran cartel indicativo con la ruta que tiene al comienzo. Ya solo hay que seguir esta carretera, desechamos el primero de los desvíos a la derecha marcado como PRV...no recuerdo su número, y seguimos, en el siguiente desvío hacia la derecha está la primera pista, aunque esté escondida….



Claro que esto decirlo ahora es fácil, nosotros nos hemos despistado y hemos cogido la salida que no era, y a pesar de que le eche la culpa a Google Earth en realidad es mía, snif, que se le va a hacer. Hemos perdido bastante tiempo paseando entre chalets hasta que al final nos han orientado y hemos descubierto el error.







Ahora hay que seguir la carretera que se va empinando y discurre al principio entre chalets y casas y luego entre casas/cuevas, en un momento dado se bifurca en dos, seguimos por la derecha. Al poco tiempo las casas desaparecen y llegamos a una casa/cueva, la “caseta del forestal”. Desde aquí arranca una pista, podemos aparcar aunque no hay mucho sitio y nos ponemos en marcha.







El sendero está muy bien marcado y no tiene ninguna dificultad salvo los resbalones debidos al barro.







Poco más puedo contar, salvo que la subida con el chirimiri que caía, el olor a monte que levanta, las nubes acompañándote por arriba y por abajo han hecho de la caminata un verdadero placer, seguramente para otros puede ser un sufrimiento, pero me ha recordado a algunas rutas de parajes más al norte.

Hemos cresteado y hasta ahí puedo leer como diría la del 1,2,3, las nubes se espesaban y la visibilidad se empezaba a resentir, tal vez si fuera solo seguía pero como diría una buena amiga mía una cosa es ser osado y otra imprudente, y sin conocer el terreno y con la responsabilidad de mis hijas la decisión ha sido dar la vuelta.




De todas maneras la bajada ha sido tan interesante como la subida, hacía mucho tiempo que no caminaba con estas condiciones climatológicas.








Casi, casi, puedo hacer mías las frases de Felipe II “No envié mis naves a luchar contra los elementos” y las de Mc Arthur “Volveré”, eso y no lo voy a dejar para muy tarde.

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